Después de Mérida tenía que bajar kilómetros e hice solo cuarenta y tres y medio; seis horas y veintidós minutos de puritita montaña.
Carrera celebrada en las localidades de La Pobleta-Andilla-Osset-Artaj, en el límite de Valencia con Teruel, en otras palabras, donde Cristo perdió el gorro o tratándose de montaña, donde san pedro perdió las zapatillas. Era mi primera maratón de montaña y no sabía yo que tenían mas kilometraje que las de asfalto, 43,5 reales, mas los dos mil y pico metros de desnivel, a mí me salen 2588 y un cortafuegos...y agua...y pinos...
Como no soy tonto me fui con dos profesionales de la montaña, dos de los corredores que mas conocen este tipo de terreno, Enrique y Luis (Los matinadors), saliendo de Novelda a las cuatro de la mañana y de Elche un rato antes, de hecho no habían puesto las calles todavía. Entre carreras y anécdotas fuimos a La Pobleta y cuando llegamos estaba el bar cerrado por lo que no pudimos tomar café, pero lo positivo fue que dejamos el coche al lado de la entrega de dorsales. Saludo a algún conocido, pocos, l@s Aper están de fiesta y al coincidir con las Fortalezas (fue el sábado) menos; solo Ginés, Manolo y José Planes, ya en la salida coincido con Ultracien Alfonso Ariza y Domingo de Torre Pacheco. La bolsa la recogemos con el dorsal y viene con el premio de un Buff por hacer la inscripción hace tiempo y una camiseta junto a unos calcetines coolmax, me encantan las carreras de montaña.
La salida es puntual a las nueve, salgo en la parte media de la carrera y damos una vuelta por los alrededores para recibir los aplausos de los familiares y amigos allí presentes, subebajas continuos y las típicas palabras de "pero esto no era de montaña", "falta mucho", reir, reir.A los siete kilómetros empieza la primera subida prácticamente dicha, lo anterior aunque en subida, se podía correr bien y se aprovecha para hacerlo. Desde el siete al doce pasamos de los 900 a los 1500 metros de altitud, para quitarnos el polvo de las rodillas; voy bien, me siento fuerte y subiendo voy adelantando a los corredores de mi nivel, creo que no me adelanta nadie en la subida, en uno de los puntos y tras salir de la senda me encuentro con un "novato" en esto, Miguel Flor, el cual sube sufriendo como solo el sabe y esperando su momento, charlamos unos segundos y sigo para arriba. Cuando hacemos cima, me encuentro bastante bien, arriba veo que no hay camino, que es la cumbre como tal, sin sendas ni historias, es decir, donde los montañeros disfrutan y los asfalteros sufrimos, campo a través y primer aviso; tropiezo y voy unos quince metros a toda pastilla esquivando piedrolos y evitando la caída, pienso que si lo hiciera así habitualmente sería un buen bajador, hasta que empiezan a pasarme por los lados y me admiro de la forma de bajar de algunos, brazos abajo y saltando, me encanta, ver bajar a los primeros debe ser acojonante, aquí Miguel se tira para abajo y me dice que tenga cuidado, hay consejos que uno siempre debe de aceptar viniendo de quien vienen. Tras pasarme un grupo (los dejé pasar) empecé a sentirme cómodo, la bajada estaba muy resbaladiza y con piedras sueltas, pero supe controlar y los de atrás no me pedían paso, eso sí, sentía su aliento muy cerca, hasta que.............ocurrió lo inevitable, tropecé con un trozo de matojo que estaba cortado y volé, como mi cuerpo no quería hacerse daño, fue a caer encima de los pinchos de un matorral, todavía me quedan unos dos mil quinientos pinchos entre las manos y resto del cuerpo, sangre en las rodillas y el brazo, todo muy escandaloso y lo peor, malestar en los tobillos y gemelos del impacto; pero quizá fue peor el golpe en mi orgullo, segundos antes estaba pensando en lo que he mejorado bajando, pero fue un espejismo y un error que podía haber evitado, estaba el camino a pocos metros y no estaba pendiente del terreno. Después de quitarme unos cuantos pinchos reanudo la marcha, como sería que quitando el grupo que iba conmigo, no hay nadie más, cerca.
Pasamos por un trozo muy bonito y llega otra zona peligrosa, incluso han puesto cuerdas los de la organización, en este punto un corredor que está grabando un video para televisión me pregunta y le digo que por supuesto que acabo, me graban bajando por el tramo de las cuerdas y quien sabe si saldré en Punt 2, son muchas horas de programa grabadas y no creo que mi estilo sea para salir. Desde ahí y hasta el medio maratón en La Pobleta, vamos alrededor del rio, cruzándolo en varios puntos y en un terreno que me permite correr al ser mas blando. Me adelanta Enrique y así hasta el avituallamiento, donde me lavo las heridas del cuerpo y me curan, aprovechando para echarme crema en el gemelo. Coincidimos un buen grupo allí, incluidos los ilicitanos, pero en el momento que me curan salgo pitando y aprovecho para ir quitándome pinchos. Mas adelante pasamos por Andilla y empieza una nueva subida de cuatro kilómetros por un camino entre árboles y con muchas piedras, casi estamos deseando que el de delante no nos diga de pasar para no acelerar el ritmo, pero se que cuando llegue arriba a los mil trescientos metros, la carrera habrá acabado en su dureza, que pardillo soy.
Bajamos y pasamos por la localidad de Osset donde la dureza de la calzada hace que me resienta de los dolores en el pie, paro poco en el avituallamiento y salimos dirección a Artaj donde el arco donde pusieron el control te levanta el ánimo, pero hay que decir en este punto que llegamos al punto más bajo de altitud de la carrera, setecientos metros y kilómetro 34. Y empieza la carrera,hasta ahora era una carrera normal de montaña, ahora empieza el infierno.
Salimos de Artaj y entre pinos iniciamos una subida no muy dura, pero los 34 kilómetros hacían estragos, nos vamos lamiendo las heridas y poco a poco el bosque va abriendo paso al sol por lo que se supone que acaba el sufrimiento, salimos a un camino ancho y pienso en correr, pero pronto desisto, la subida se hace larga y empiezo a ver compañeros en los lados sentados, agotados, con las miradas vacías y eso que a veces van en parejas, pero empieza el calvario para la mayoría, yo curiosamente empiezo a no notar dolor, a pasar esos momentos que tengo en todas las Ultras y que me hacen pensar en lo que hago, en la gente que piensa en mí, en lo que significo para muchos en esto del correr, como dicen mis amigos, voy abriendo el camino. Y el infierno llega en forma de cortafuegos, recto, duro, empinado, es mejor no mirar hacia arriba, pero miro y veo que es corto, que puedo con él, iluso, los cuádriceps empiezan a decirme que pare, me empiezan a doler los isquios y en eso veo a mi amigo de la cámara, no el corredor, otro del grupo y hablo con él y con una chica que viene de Madrid y que es su segunda Maratón de montaña, es jóven, tiene futuro, su nombre lo dice todo Celina VICTORIA, con ese nombre triunfará seguro. Afortunadamente después de llover vuelve a salir el sol y acaba, primero con un falso llano y después la subida final, pero me he recuperado y desde ahí al avituallamiento empiezo a trotar, bebo agua y me dispongo a afrontar los últimos cuatro kilómetros, pero no, me dicen que son más de cuarenta y dos y ya me da todo igual, corro despacio por la senda final, subo y bajo, pero ya apenas ando, voy a un ritmo de 8,30/9,00 el kilómetro y se hace interminable, se ve el pueblo en una de las curvas, pero se ve lejos, 39,40,41,42 y el pueblo no llega, por fin bajo a la carretera, la cruzo, me dan ánimos y llego al pueblo, kilómetro 43 en la entrada y no se ve en la meta, me veo bien y cuando entro en el pueblo hay otro corredor y no quiero adelantarle, me quedo detrás de él y voy a su ritmo, nos aplauden y entro en la meta tocando la guitarra, esta vez si hay arco, esta vez si hay gente, esta vez si lo celebro, me ponen mi medalla y me dan el parche de finisher. Prueba terminada, 06:22:43, ritmo 08,50, 237 de la general. Me encanta la montaña.
COMENTARIO: No se si la carrera es técnica o no, no entiendo, para mí las bajadas si lo eran, pero se lo dejo a los expertos, lo único que se es que el ganador ha hecho casi cuatro horas y solo tres atletas han bajado de esa cifra. Se hace larga, pero es que es una maratón y a veces se me olvidaba. La cantidad de gente que besamos el suelo, íbamos muchos con arañazos y restregones, pero aquí no se abandona. Las mentiras piadosas, una maratón tiene cuarenta y dos e hicimos casi cuarenta y cuatro.
COSAS POSITIVAS: Excepto en momentos puntuales, controlé bastante bien y si no es por la caída creo que había bajado de las seis horas con seguridad, pero me dolían mucho los pies cuando pisaba las piedras y tenía que aflojar. El ambiente en los avituallamientos y en los pueblos, la gente aplaudía y animaba bastante. Las subidas, creo que se me da bastante bien subir, cojo un ritmo bastante bueno incluso cuando los kilómetros se han echado encima.
COSAS NEGATIVAS: Está claro, bajando no me puedo despistar, tengo que tener más cabeza. Comer, tengo que mentalizarme que hay que comer en los avituallamientos, bebo agua pero apenas como.
PLATAFORMA PARA EL ABARATAMIENTO DE LAS CARRERAS POPULARES: Me habían dicho que el año pasado los avituallamientos estuvieron bastante flojos, pues este año han estado bastante bien, completitos, por lo menos al pasar yo que iba de la mitad. El avituallamiento final impresionante, con fisios y un speaker de primera división, con cantidad de voluntarios, ducha con agua caliente, cosa casi impensable en este tipo de carreras, faltó una cosa y me extraña, la cerveza, y espero que nadie me diga que sí había y no la vi.Me da vergüenza poner la nota, últimamente es demasiado habitual, un DIEZ. Además el precio de la comida en el bar fue de 8 euros y ahí está el menú. El detalle de poner el nombre en el dorsal, me encanta, quixote estuvo allí.