martes, 9 de abril de 2019

X RUTA DE LAS FORTALEZAS, CARTAGO EXPIRATUS


O de como transformarse un corredor, en senderista.
Décimo año corriendo y décima temporada con alguna Ultra en mi palmarés, para alguien tan inestable como yo, demasiado, para alguien que llevaba treinta hace dos años, pocas, pero es lo que hay y me adapto a las circunstancias.
Como prácticamente escribo para mí, haré la crónica y omitiré el resto del fin de semana y las semanas previas que ya han quedado descritas en las Redes Sociales debida y sobradamente.

X RUTA DE LAS FORTALEZAS, CARTAGO EXPIRATUS

Salgo atrás como buen macedonio, aunque poco a poco, me van rodeando y dejo de estarlo, a partir de ahí, a correr hasta que pueda, normalmente hasta el tapón de la subida al castillo de los moros, es tan raro lo mío, que corro sin problema estos primeros kilómetros, sin haberlo hecho  desde el medio maratón de Elche, si es que se le puede llamar correr a lo que hice, me encuentro bien, saludando por doquier a los que voy adelantando, me siento como los susurradores en walking dead, rodeado de zombies y yo camuflado como si fuera uno de ellos. En la bajada, aprovecho el terreno para correr, aunque las zapatillas de asfalto elegidas para la ocasión, dudan, no así mi calidad, en algo se tiene que notar que soy/era montañero. Algunas caídas como todos los años en esta zona, somos mas de tres mil y algunos no piensan que faltan cincuenta kilómetros, adelantando por fuera, para parar al momento, esas cosas que nunca entenderé, como los muchos geles y mierda que te encuentras desde el inicio, a veces pienso que si sancionaran un año a alguna prueba, esto se solucionaría.
Dirección al Hospital me encuentro con Don Javier Martínez e Ildefonso, abrazando a ambos, mas importante poder hacerlo, que la posible foto. A partir de ahí troto de nuevo, recordando parte de la Vistalegre Trail, donde los carteles de no salirse del camino, son como mis quejas, absurdos, la peña tiene prisa, repito, para parar al segundo. Vuelvo a trotar y unos pies me llaman la atención (soy muy educado y no diré la verdad) , son los de mi amiga Alo y sus huaraches, acompañada de su hermana a la que animo,¡decirme a mí que no iban a acabar!, hablando un poco con ellas y recordando Ronda, donde nos conocimos hace ya ocho años. Sigo a mi ritmo, sorprendéntemente  bien, hasta que inicio la subida a la batería de la Sierra Gorda, primera dificultad del recorrido y vieja conocida. El primer tramo, perfecto, puedo adelantar, sin hacer uso todavía de los bastones, pero en el momento que nos cruzamos con los que bajan, la cosa cambia y se hace peligrosa, todos queremos adelantar, los que bajan y los que subimos, aquí coincido con algunos que adelantan y les vuelvo a adelantar, no se el sentido de lo que hacían, adelantando con peligro para el resto, somos muchos y la paciencia poca.
Llegada a la cima en hora y media, como el año pasado y teniendo en cuanta que no hay tapón, media hora ganada al año pasado. Ahora soy yo el que baja y me coloco detrás en la fila, ocurriendo lo mismo que al subir, l@s impacientes casi provocan choques, cuando al km se puede correr bien. Llego al final de la bajada y me cruzo con los escobas que empiezan a subir, muy bien por ahora. Precioso tramo por senda hasta Los Mateos, donde la impericia de algunos hacen un pequeño tapón, nada preocupante, no todo el mundo corre igual y esto es para disfrutar, que aunque luego se nos llena la boca en redes Sociales, a algunos les falta el cuchillo para atravesarte.
Llegamos al segundo avi y primero con sólido donde aprovecho para apretarme las zapatillas y ajustarme las polainas, vaya invento, también saco los bastones para lo que viene, En este tramo y hasta el final, me cruzo con mis paisanos ciudadrealeños, ellos si saben lo que es divertirse, todo el rato con una energía brutal, un lujo para esta carrera.
El calvario es el siguiente punto, ora pronovis y como se que voy a sufrir, me lo tomo con calma, controlando las pulsaciones, bueno, las sensaciones, cruzando la marcha con los que ya bajan y pensando en la pena por no haber corrido las primeras ediciones, cuando era un corredor de los de por debajo de cinco, quien sabe donde estaría...pero los escalones y la penitencia me hacen volver a la realidad, cometo el error de mirar hacia arriba, pero pronto me centro en lo mio, voy abstraído con la música y solo saludar a los soldados me saca de la rutina, sigo bien y sorprendido, será hoy el día?.
Sello en lo alto y saco la cámara para inmortalizar las vistas de la trimilenaria, yendo enseguida hacia la puerta e iniciar la bajada, lo hago corriendo, pero por primera vez paro a miccionar, primera y última, lo cual tendría consecuencias. Ya en la bajada de nuevo, coincido con los que ya había pasado y con algunos con los que compartí decenas de kms, aunque solo cruzamos eventuales palabras de ánimo.
Vamos camino del avituallamiento previo a San Julián, donde lo dejé el año pasado, llevo tres horas para 20 kilómetros (mi Garmin), bastante bien y dentro de lo previsto, quizá un poco mas lento, pero cuando llevamos la mitad del ascenso  cogemos la carretera, veo que marca el 20 (oficial), viniéndome abajo y yendo unos kms. refunfuñando y no sabiendo que ha pasado para tardar tanto, pero eso hace que me pueda hacer una foto con mis Simplemente Runners, Paco y su pareja  y Moi,Cristina tenía prisa y no sale, jajaja. Por suerte, al cruzarme con los que bajan, me anima y es que veo a algunos de los que siempre veo corriendo y están cerca , animándonos mútuamente. Llegada a San Julián y de nuevo a correr, siendo yo ahora el que corre y otros los que miran, pero mi cabeza no va, me he venido abajo al ver el km y tardo en reaccionar. Bajada técnica y aunque bajo rápido, apenas corro, teniendo mis peores kms mentalmente. Aunque todo  cambia al llegar a Cala Cortina y ver que pone km 25 , eso ya me cuadra más y solo llevo un km de diferencia con mi reloj, marcando 26600 y no dos y medio como antes. Como hace dos años, desaprovecho la ciudad y no corro apenas, sin estar cansado prefiero regular para lo que queda, ya no voy a reventar el crono y me da igual, por primera vez, pienso en acabar y ya está.
Una llamada de mi familia que me dice que está en el 30 me anima y aunque sea por no hacerlos esperar, acelero, coincidiendo con el maestro javier carnero en la primera parte de la ciudad.
Camino del parque Torres llevo buenas piernas, ya he hecho el cálculo y cuando eso pasa, el reloj suizo se pone en marcha y ya no cambio. En lo alto Demy y Juande animan a los corredores, son de estos momentos que te llegan a la patata, que grandes mis amigos.
Bajando los escalones, mi mujer ,mi hija y mi cuñado están allí, les pregunto por el avituallamiento y me dicen que está cerca, por lo que les emplazo allí. Llego a la Plaza de San Francisco, donde me alojé la noche anterior y cené y como el interior de un sandwich, ni el donut comí, cuando no me entra, no me entra.

Aprovecho para echarme crema en los pies y me quito las polainas, poca falta harían ya, además de tomarme una cerveza estrella de Galicia, que mira por donde, me sentó genial. Salgo después de algo menos de seis horas, por lo que calculo que en cuatro más estaré en meta si no pasa nada.
Por qué no corrí este tramo? No lo sé, todavía hoy le doy vueltas mientras escribo, ocho kilómetros desaprovechados sin estar cansado, me limitaba a pasar kms y ya está, pero pude disfrutar de la maravillosa Cartagena, la Base, de Navantia y de lugares que los mortales nunca verán al estar cerrados al público. El tiempo empieza a cambiar, las nubes acechan a los lentos, es nuestro sino.
Fajardo y Galeras son los siguientes puntos de subida, ahora voy adelantando constantemente, subiendo me pasa poca gente, siendo el recorrido muy corto aunque pesado, esos zig zag son tremendos si vas mal, pero al ser tan tendidos no los sufro en exceso, pero si echo de menos llevar compañía, seguro que alguna hora habría caído en meta, pero es lo que hay y sigo queriendo ir solo.
Al llegar a mitad de subida , el km 40 marca el recorrido, aunque a estas alturas, me da igual, me preocupa el temporal que está llegando y que me coge de lleno en la parte alta, donde tengo que sacar mi chubasquero de los chinos que tengo desde hace tiempos inmemoriales y mira por donde, hoy voy a usar. Corro en la bajada, aunque es dificultoso por el aire, viendo en una de sus curvas , lo más absurdo de la prueba, la gente recortando, tanto de subida como de bajada  por ahorrar unos metros, siendo incluso un terreno peor, cosas veredes. Saliendo de Fajardo me vuelvo a encontrar a los pesaos de Nieves y Román, por todos los lados estaban, que grandes estos mudos, juntos con el resto del equipo, Capitán Terroncito y Antonio J. Alcaraz entre otros. Me animan , pero como he dicho, ya no corro y como se lo que viene, aprovecho el avituallamiento y cojo unas chuches, el primer sólido desde el exiguo jamón york del sandwich, no entran mal he de reconocer, pero echo en falta la coca cola, he tomado isotónica en varios puntos y no es lo mismo.Después de subir la Urbanización, llega la tierra de nuevo, en este punto si sufro, lo reconozco, las fuerzas andan escasas en las pequeñas subidas, empinadas y peligrosas para los cuádriceps, auque vamos todos igual, dándonos paso continuamente , la bajada final la hago bien, repito, es mi terreno y se nota, yendo dirección a la temible Atalaya, pero veo que no voy por donde siempre, será posible que haya terminado de sufrir?, no, el avituallamiento me dice que algo no cuadra en mi cabeza, aunque ver el km 50 (oficial y garmin) si que me descuadra del todo. Miro el reloj y llevo ocho horas cincuenta y cuando levanto la vista, veo una infinidad de corredores cresteando y mas arriba, en la Fortaleza, mas gente, no lloro por vergüenza. Cojo los palos y el orgullo y veo que no es tan dura como por el otro lado, pero son casi nueve horas y se nota mi entrenamiento, he pasado un nuevo umbral este año, he pasado de 50, con todo, con mi fascitis, mi hernia, mi bacteria y mi piramidal, aquí estoy de nuevo, sonrío a mi yo interior y le digo, ya lo tienes. Apenas paro en el segundo tramo de la subida, es como si mi cuerpo recordara tiempos pretéritos y quisiera animarme, lo consigue, no necesitando la mano del soldado para llegar a la pista de cemento, terrible, durísima, primera vez que la subo, en el 2107 bajé por donde subí ahora, poco a poco los bastones hacen su trabajo y dejo atrás a los compañeros de aventuras y suplicios. Cuando llego al final y doy la vuelta al castillo, tengo que coger la gorra en la mano, como en fajardo y sujetarla para que no se fuera, es mi gorra mágica, la de las grandes gestas (manifas, luchas y Ultras). La bajada, que decir, duele el alma cuando las piernas golpean el duro cemento, aprovecho y saco la cámara y por primera vez voy con alguien, durante unos kms hablamos , nos falta nada, según él, uno, según yo, algo más. Miro el reloj y creo que si no falla el garmin, voy a intentar bajar de diez horas, por nada en concreto, quizá solo por orgullo, llegando de nuevo al km 50, cuarenta minutos después y cruzando mi alegría con los que todavía tienen que subir, aunque alguno, gira en dirección al Cuartel y evita el suplicio final; en estos momentos vuelvo al 2017 y a Víctor, al que "ayudé" a conseguir esa Ruta, en esta edición ha hecho 6: 40, si se puede.
No acaba y empieza a llover, 9,40, un último avi, superanimado por una peña motera y trago de cerveza  , 9:50, joder que no lo logro, entro en el cuartel, corro,ando, llueve, ahora no, debes luchar por todos los que hoy están pendientes de tí, para lo bueno y para lo malo. Giro por fin a contrameta, no puedo leer mi reloj, pero los aplausos me hacen correr hasta enfilar la entrada a meta, donde el gran speaker Gaspar Zamora me nombra y oigo "flojo" por última vez en la voz de JuJo. Saco mi pasaporte y un último sello, ahora sí, recojo mi medalla y me voy, sin escuchar a mi mujer que me llama, en el momento que paro, me rompo, me viene todo el mareo, todo el sufrimiento, todo lo que no entreno, estoy destrozado, no en la parte física, es el cuerpo que sabe que ha hecho más de lo que puede y me dice, se acabó.
Recojo una cerveza, aunque lo reconozco, busqué algo de azúcar que no había, no saludo a nadie, me voy a por la mochila y enseguida al bus, donde no vomito de milagro. Ese rato en el bus, lo pasé peor que en toda la carrera, bajando en el puerto hacia mi coche, aunque ante  de llegar vomito, como al llegar a casa y ducharme, sin poder cenar, aunque bueno, eso si es positivo, tengo reservas de sobra.
Y así, finaliza mi última Ultra, con sus 55 kms y 3600 ,metros de desnivel, la última, pero claro, quien sabe si por una vez, me la preparo y el año que viene voy a por ella, te lo crees?.

CONCLUSIONES
No es una prueba diez como muchos venden o cuentan, excepto en voluntariado, perfecto, o yo no le saco esa  nota, seguro que es por culpa mía. Está muy bien, pero no es la perfección.
A pesar de la cercanía, es una prueba para hacer con amigos que corran, que la familia esté allí esperando tantas horas, es un suplicio para ellos y me plantearé que vuelva a ocurrir, uno debe estar centrado en la carrera, excepto si se puede ir a varios puntos.
Y tercera y principal, no se donde se me fue el tiempo, corrí mas que hace dos años y sin embargo, tardé más, aunque haya algún km extra. No estuve cansado en ningún momento, excepto en la zona anterior a La Atalaya, por lo que si no corrí fue porque no quise o sencillamente porque me he vuelto cómodo con el senderismo y mis dolores y no quiero sufrir, el piramidal influyó y mucho, cuando alargaba la pisada andando notaba el pinchazo, leve y no quiero romperme, aunque a veces peco de demasiado prudente.
La ropa, una vez mas perfecta elección, incluso de zapatillas y eso que no son para largas distancias, el echarme voltaren en el 30, ayudó casi seguro.
Próxima parada, transilicitana, que después de lo visto, me conformará con acabar y quizá cambie el planteamiento inicial de correr.


OTRO FINAL
Lo estoy consiguiendo, el reloj no marca el 10, corro como un poseso hacia la línea de meta, escuchando los ánimos de los espectadores que se han dado cuenta del reloj y me animan, entrando por fin y consiguiendo un nuevo reto, mi Ultra número 35 , me ponen la medalla y lloro de emoción, lo he conseguido, soy finisher de la Ruta de las Fortalezas 2019.

PD.- Hoy no puedo nombrar a nadie más, creo que saludé a mas de 500 corredores, por lo que prefiero dejarlo así. Mi compañero Fernando Patas Largas, Alejandro, Juanfra,Ana, Amador, Miguel, Jorosa, Pedro, Los Tractores, Kampamento Base, Runtriton, Maratón cartagena, Cartagena Trail (Urbano), Cex (Vicente), Alberto, Antonio, Isika, Alo, Mudos Trail y todos los que me iré acordando según lea vuestras crónicas.

6 comentarios:

ALBERTO dijo...

Enhorabuena FAUSTO, esta hay que hacerla por lo menos una vez. No solo por lo bonito del recorrido, sino por la cantidad de amig@s con los que uno se encuentra.
Un saludo y a por la siguiente.

paco dijo...

Felicitarte por tu hazaña, pero sigo pensando que no merece la pena tanto sufrimiento, la vida es muy corta para gastarla padeciendo jeje. De tos modos vas a hacer lo que te salga el pijo. Un saludico.

fausto dijo...

La próxima en casa, nos vemos pronto

fausto dijo...

Paco, hay que sufrir, así la vida es más sencilla, jajaja.

ramonet dijo...

Enhorabuena Fausto, el sufrimiento es consustancial a la ultradistancia, creo que seguir acumulando ultras a pesar de los pesares dice mucho y bueno de ti

fausto dijo...

Pues sí, me tengo que quedar con eso.