jueves, 17 de julio de 2014

1200 KILÓMETROS EN 19 DÍAS, RETO CONSEGUIDO








No voy a explayarme en explicar día a día lo ocurrido, ya de por sí tengo pocas visitas como para perder las que tengo. Voy a contar mis vivencias en esta aventura, para mí lo es, para este sueño hecho realidad, y para eso haré un resúmen de lo para mí mas destacado.
HORA DE SALIDA: Siempre a las siete de la mañana, desde la primera a la última etapa.




TEMPERATURA: Hemos pasado de salir con manga larga, a acabar asados de calor en la misma etapa. Los primeros días fueron calurosos, sin ser un calor como el de estos días de julio, si es cierto que en las horas centrales del día se pasó mal. De calor en los primeros días pasamos a una lluvia que nos iba respetando, pero que en la octava etapa Sigüenza-Guadalajara se mostró con toda su crudeza y nos mojamos durante cuatro horas, lo que al principio era una lluvia alegre, se convirtió en una hipotermia conjunta y en un temor, al día siguiente venía una etapa de casi setenta kilómetros. Como pudimos nos quitamos el frio, nos metimos en los sacos y poco a poco fuimos entrando en calor, no todos, esta etapa marcó el resto del camino. Al día siguiente el problema fue el que los caminos se habían inundado y teníamos que transitar por barro y agua, incluso en algunos tramos nos llegaba el agua a la cintura, con la rotura de cámaras de fotos y móviles, yo tuve suerte y me di cuenta y pude salvar los muebles subiendo el cinturón a la altura de los hombros. Después fuimos alternando calor y en la etapa de Teruel, nuevamente agua, lo que nos hizo correr como hacía tiempo para llegar a la furgoneta a por los chubasqueros. A partir de ahí, mucho calor y escasez de viento.



HORA DE LEGADA: Normalmente sobre las seis/siete de la tarde, unas doce horas, aunque variaba dependiendo de la longitud de la etapa, llegando algún día a las dos de la tarde o alguno a las ocho.

AVITUALLAMIENTO: Excepto los primeros días, cada uno lo que pillaba. Al llevar la furgoneta con Paco al volante, parábamos e íbamos cogiendo cosas que previamente habíamos preparado, desde bocatas a barritas, agua de las muchas fuentes que teníamos la suerte de tener a nuestro alcance y sobre todo.....las frutas que nos encontrábamos por el camino, desde cerezas, kilos de ellas, a peras, manzanas, melocotones, albaricoques, higos, en fin, que hambre no hemos pasado. Y ya en nuestro "hogar" de cada día, usábamos los camping-gas para calentar pasta, sopa, cocer huevos y lo que cada uno le apetecía.

DESARROLLO DE LA ETAPA: Cada etapa era un mundo, al principio intentábamos correr las primeras horas, sabíamos que después era difícil y había que aprovechar la benevolencia climática. Parábamos cada cierto tiempo a avituallarnos y seguíamos camino. Si podía hacía fotos, especialmente los primeros días, después me quedé sin batería y hasta la última semana no tuve el cargador.






PERFIL: De Burgos a Alicante es cuesta abajo. Pues no, hemos subido a mil trescientos metros de altitud, hemos subido cuestas de doce kilómetros de longitud, vamos, para preparar el Veleta sin duda. Ya desde el primer día vimos que no iba a ser fácil, la orografía del terreno es muy parecida a Alicante con sus subebajas, pasando de mil doscientos a ochocientos y volviendo a subir a mil, en fin, para poner las piernas duras. Solo a partir de Segorbe notamos la bajada, aunque posteriormente volvimos a subir en la etapa de Banyeres, muchos miles de metros acumulados en todas las jornadas transcurridas, solo la etapa de Valencia-Xátiva fue llana.

ALOJAMIENTO: Empezamos en Burgos en un polideportivo igual que en Jadraque, Sigüenza, Alhama de Aragón, Daroca, Monreal del Campo y Segorbe. Piscinas como Atienza, salas como en Alcozar, Puebla de Arenoso, Medinaceli y Mora de Rubielos. Colegios en Covarrubias, Valencia (particular) y Elche. Casas particulares de Xátiva y Biar y albergues pagados por nosotros como en Teruel y del Ayuntamiento en Berlanga de Duero. En varios de estos lugares tuvimos que cambiar sobre la marcha por no cedernos los Ayuntamientos los locales, y gracias a personas particulares pudimos dormir las jornadas de Valencia, Xátiva y Biar, siendo la Comunidad Valenciana la que menos ha colaborado, no cediendo ningún local y siendo a base de llamadas como conseguimos alojamiento en Segorbe en vez de Jérica y en Torrellano en lugar de Elche. De todas formas no es obligatorio que nos cedan nada, pero las excusas que daban eran del tipo que no podían, cuando el resto de Ayuntamientos si lo hacían, en fin, agradecer a todos ellos su colaboración.

SENSACIONES: Muy positivas, me he encontrado bien prácticamente todos los días, aunque he sufrido...Pájara en la etapa que acababa en Daroca, diarrea en la que terminaba en Monreal del Campo, insolación en la que llegaba a Teruel, Hipotermia en Medinaceli. Solo un dolor en la tibia de la pierna derecha me ha recordado que todo no iba a ser tan fácil, pero para hacer etapas tan largas, no he sufrido casi nada, solo el calor.

ANÉCDOTAS: Necesitaría dos vidas para contar todas las anécdotas, tanto las propias como las de los compañeros. Me quedo con lo de cruzar un charco y ver como cada vez te metías mas y mas y ser un rio, es increíble cuanta agua hemos visto. Fuentes, cientos de ellas, con agua clara y fresca, monumentos en todos los pueblos, iglesias de todos los estilos, viendo el cambio por zonas. Hemos recorrido la parte mas despoblada de España y como se está sustituyendo la población por gentes del este de Europa. Pueblos abandonados, de un habitante, de cinco, pero con un patrimonio cultural impresionante. Nos han seguido buitres y águilas por varios puntos, hemos visto gamos y corzos hasta hartarnos, hemos comido fruta directamente del árbol y hemos recorrido los lugares que hace mil años recorrió el Cid antes que nosotros.



RESÚMEN: Os he ido contando día a día mis experiencias, por lo que el resúmen es sencillo, si tenéis oportunidad de ver algo diferente, hacer el Camino del Cid, pero con calma, sintiendo el peso de la Historia, disfrutando de los pueblos y sus gentes, de sus maravillosos monumentos, de sus paisajes, de sus campos y rios, dar una oportunidad a otro tipo de turismo, el responsable, el ecológico, el de pueblos limpios y silenciosos, rotos solo por el paso de ocho locos que han tenido la oportunidad de hacer algo único e irrepetible y que quedará grabado a fuego en mi corazón.
Solo me queda dar las gracias por la cantidad de comida que hemos conseguido y que ya hemos empezado a repartir, a los ayuntamientos que nos han brindado sus instalaciones, a vosotros por estar ahí y a MANOLO, ALBERTO PIES CÓMODOS, ALBERTO EL SOMBRILLA, KIKO, PAQUITO, JOSÉ (FERNANDO) Y PACO por haber compartido estos veinte días maravillosos. Y sobre todo dar las gracias a las gentes del Consorcio del camino del Cid, Patricia, Alberto y Jimena por su ayuda y a Alfredo Sánchez por haber sido nuestro padrino y el motor en los momentos de duda.

Voy a pensar otra locura, aunque esta me ha dejado tiritando la cartera y ahora tengo que comprarme zapatillas nuevas entre otras cosas.

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