martes, 4 de abril de 2017

LA RUTA DE LAS FORTALEZAS, MI ÚLTIMA MUESCA



Y por fin, tras dieciocho meses,pude entrar a la meta de una carrera de mas de cincuenta kilómetros.

VIII RUTA DE LAS FORTALEZAS

Solo una vez intenté correrla, la edición de la Ultra y no me cogieron, por lo que viendo el recorrido, tampoco me llamaba la atención hacer la "corta", a día de hoy, tampoco se si repetiré, aunque el final me encantó,alguno tenía que llevar la contraria.

Salimos puntuales después del himno y dos pequeños discursos, el primero con alguien, no se si concejala, consejera o que cargo ocupaba, pero demostró muy poca vista, dirigiéndose a los corredores y corredoras con un "cartageneros y cartageneras" por lo que no me di por aludido en el saludo, después el militar nos dedicó unas palabras a todos los participantes. La salida es a full, con la sorpresa que varios kilómetros después, seguía adelantando a gente andando, no se donde estarían colocados. Llegando a un parque, la mayoría se mete por el medio, dejando la calle para los tontos como yo,que respetamos la señalización, volviendo a adelantar a los que ya había dejado atrás, detalles sin importancia, pero que a un anti-recortador, le llama la atención. Primer avituallamiento después de pasar el castillo de los moros, del que tomo agua y veo servicios portátiles,gran detalle del que debe aprender Ronda. Saludo a mi paisano Pepe y hacemos la primera subida por Cala Cortina hacia el castillo de San Julián, donde en una curva, veo por detrás a mis compañeros macedonios, me podía haber ahorrado el calentón inicial. Espero y ya con ellos iniciamos el giro por el monte para....estar parados mas de media hora porque la gente vuelve a hacer las cosas mal, adelantando por derecha, por izquierda, fuera de senda,incluso alguna piedra de grandes dimensiones cae,con el peligro consiguiente.Me quedo solo con Fernando y sigo con él toda la subida, aunque en la bajada se me va. Sigo hasta El Calvario, alternando con corredores que ya vería durante casi toda la jornada, como David de La vara Trail.
Llevo 13 kms en dos horas (parón incluido) la subida a ritmo y sin apenas parar, sellando por primera vez el pasaporte; aprovecho la bajada suave y sin volverme loco para tomar sales por primera vez y un trozo de barrita de Energy fig que pude comprar a muy buen precio en la feria el día anterior.Sumo kilómetros, pero no como yo quería, me notaba acelerado.
Dirección a la Sierra Gorda y quizá por conocerlo, mejoro mis prestaciones, pasando por sitios y lugares que conozco de oidas, pero no por cosas positivas, al contrario. Es el recorrido de trail, típico, con sus sendas y sus piedras, así hasta empezar la subida hacia la Batería de la Sierra Gorda, por un tramo conocido, que viéndolo ahora, creo que habría evitado que en la Vistalegre Trail nos cruzásemos, pero esta es otra carrera y tras un pequeño tapón, llego arriba, bebo cerveza de la voluntaria que me sella el pasaporte , cuestión de sales, meo u orino y para abajo. Son mis mejores sensaciones de toda la jornada, donde los asfalteros ven piedras, yo corro y bajo fuerte hasta el avituallamiento que recuerdo como si fuera ayer de la Vistalegre Trail. No veo cocacola,la hecho de menos en carrera y mas con mis problemas. De ahí a Cartagena por una senda que se une al tramo una vez mas, de la Vistalegre Trail y aprovecho para llamar a casa, voy genial, cuelgo, sigo corriendo y zas, me entran ganas de vomitar, no echo nada, pero incluso me mareo un poquito, me cabreo,joder, iba con unas sensaciones superbuenas, incluso sorprendido de llevar casi treinta kilómetros en apenas cuatro horas y media (con la media hora del tapón).
La lógica dice que quedan 24 kms y otras tres o cuatro horas, la mía dice que ya he corrido bastante y me lo tomo como un entreno. Me como un donuts tras la imposibilidad de comer el sandwich que había, solo me como el interior de uno y un zumo. Según el rutómetro es el km 29 y viene el trozo mas espectacular, recorriendo la ciudad, entre sus calles milenarias, rodeados de gente y de niños que te chocan las manos con esa sonrisa pícara, subiendo al Parque Torres corriendo a ratos y disfrutando del tramo por la ciudad y de una cerveza en Kampamento base, para mí, un acierto, poner la ciudad a tu disposición, por un día eres el protagonista, con los turistas haciendo fotos a la ciudad y a los corredores, un lujo.
Y de lo mas bonito, a lo mas feo,el tramo de rambla y el Arsenal, hasta Bazán, donde un barco impresionante mostraba su estructura que seguramente habrá dado trabajo a mas de uno de los participantes de esta Ruta.



Es el preludio a las subidas de Fajardo y Galeras, mirabas a lo lejos al escuchar a los conocedores del terreno y te echabas a temblar, muchos kilómetros de subida, aunque suave y por terreno bastante favorable, aunque cuando te acostumbras a ir con un grupo, aunque no sea el tuyo, te cuesta adelantar,al final lo hago antes de llegar a Fajardo y acelero. Tramo de bajada, pero esta vez no corro, busco un sitio y no encuentro para aliviarme, solo he meado una vez y eso es síntoma de deshidratación, pero espero una ocasión mas favorable. Cruce de carretera y subida a Galeras, ahora sí, me cruzo con compañeros a los que siempre he esperado en meta, pero para eso hay que entrenar y yo no lo esto haciendo, aprovecho para animar y coger ritmo, no estoy cansado, no noto ningún dolor, he tomado sales y he comido, poco, pero he comido, ahora hace falta que la cabeza no se venga abajo. Cartel del km 40, primera vez este año que voy a superar el maratón, lo tengo a tiro, pero hay que subir otro km y medio con su bajada correspondiente. Por fin arriba, bien, nada de las penosas sensaciones del infern, intento comer un plátano,imposible, me suben arcadas y lo dejo, me obligo a beber y por fin, puedo miccionar, no lo hago en los portátiles, lo dejo para las mujeres que lo tienen peor.
Hay buen ambiente, pero la bajada hay que aprovecharla y me lanzo, primero se me cae el bidón, para y agáchate, después el postureo, me piden hacer una foto en el 40, les faltan tres kms para volver a pasar por ahí y no me puedo negar. Bajo bien, ahora soy yo el que saluda, cruzándome con multitud de amigos, saludo a Mar que no la había visto el día anterior e iba con un grupazo de amigos, todos juntos desde el principio (Ramón, Chari, Gloria, Lidia y mi presi) les animo y nos deseamos fuerza.
Solo se oye una palabra a mi alrededor, Atalaya, Atalaya, Vídeo de Ramón, Atalaya, miro el perfil y se que hay una subida anterior, que Ilde me dice que no la tenga en cuenta (ya le pillaré), noto el tibial por primera vez, en el momento que la inclinación ha superado lo normal. Me tomo una gominola de cafeina y me acelero, bueno, el corazón, es imposible que haga efecto tan pronto, no se como explicarlo. Hace calor, hasta ahora soportable, pero son las cuatro de la tarde o por ahí y es normal, también tengo hambre. Miro a mi derecha y veo arriba el Castillo de La Atalaya, pero no veo por donde se sube,a priori no me da miedo, aunque habrá que ver hasta donde se baja y noto que lo estamos haciendo.
Una pinada con gente sentada, es el preludio de lo que nos espera, las fuerzas van justas, las caras empiezan a estar desencajadas, es la hora de demostrar quien soy y animo a los que puedo, bien o mal, me van haciendo caso y todos suben, paran, a la sombra, no al sol, poco a poco, metro a metro, los árboles desaparecen, se ve el final, o no, no conozco el sitio, pero veo a alguien conocido, Ángel y Antonella están allí, en lo alto, animando, que importante, me desvío y los saludo, después sigo hasta arriba y doy la vuelta al castillo, Atalaya vencida.
Veo la bajada y me emociono, me encanta, aunque miro mis pies y veo mis zapatillas de asfalto, hasta entonces me han venido bien, ahora no tanto, se escurren y hay que tener cuidado, a pesar de eso, me lanzo en cuanto tengo ocasión y llego al km. 50, último avituallamiento y primer vaso de isotónica de la carrera, no entra mal.
Me pongo a correr y me cruzo con los que ya han terminado, Alejandro, Óscar y ya hasta el final, con Victhor, que pasó un pequeño mal rato y su amigo, con los que hago los últimos kilómetros andando, cediendo el paso en meta a los dos, que iban con sus hij@s y terminando mi primera Ruta, sin sufrir, con la sensación de que he perdido dos horas en algún punto de la carrera y que por fin, después de casi año y medio, vuelvo a entrar en meta de una carrera de mas de cincuenta kilómetros y eso, para mí, sicológicamente, es muy importante.
Sello por última vez y por fin, después de tener cinco medallas concedidas por mi trabajo, por primera vez, un Capitán me la pone, he esperado casi 33 años de mili.
Voy con mis compañeros SR, saludando por el camino a innumerables amigos y duchándome con agua fresquita, pero sin tener los habituales tirones y rampas de tantas y tantas veces, para sufrir, llegarán otras, esta era para terminar, esta era para mí, me la merecía por cabezón y claro, con el cariño que recibo en Cartagena, no podía fallar.

No se si repetiré, me ha gustado, pero tampoco es lo que me esperaba,quizá era mucha la expectativa creada. Muchos geles por el suelo, los guarros se notan mas en carreras de este tipo y eso que había avituallamientos de sobra para que esto no tenga que pasar.Me encantó el recorrido, menos la rambla, pero para ir de A a B, hay que ir por algún sitio. Pero lo que sería la leche, sería este recorrido y el Roldán de propina, Maratón y media de montaña cartagenera, ahí os quiero ver.