domingo, 4 de junio de 2017

MEDIA MARATÓN DE SANTOÑA, VUELTA A LOS ORÍGENES

En 1986 pisé por primera vez Santoña, treinta y un años después, me pongo un dorsal para hacer su Media Maratón, una pena con mi actual estado de forma, pero es lo que hay.
Treinta kilómetros en dos meses, era el bagaje con el que me presentaba, por suerte, he andado mucho durante este tiempo y la forma no se ha ido del todo, aunque los últimos abandonos por problemas en la cadera (bursitis) me hacen ser prudente y durante la semana previa, doblo entrenos, con  desnivel, pero siempre andando, con algún trote en bajada y por monte, todo pensando en esta carrera. El día antes me lo pienso y no se si hacer el 10 k o la media, al final decido hacer la media y si me duele, al pasar por meta, quedarme, me da igual el trofeo, he hecho Ultras y no me han dado nada, por lo tanto, tampoco me llama.
El recorrido es a dos vueltas, a su vez dividido en tres partes, recorriendo el centro, por donde habitualmente me tomo los peniques (corto de cerveza) y los zuritos (zona próxima a Euskadi), así como las tapas, que en los últimos años han dado un vuelco espectacular, como no, las rabas y los chopitos, animal del costumbres que es uno. Posteriormente se pasa por todo el paseo, la playa a la derecha y Laredo al fondo, con vistas al monte donde me paso la mitad de las vacaciones. Al salir del pueblo, te diriges a las marismas, lugar protegido y que si vas a mi velocidad, puedes disfrutar de las muchas especies que hay, a la derecha, la cárcel del Dueso y aunque no se ve, la impresionante Playa de Berria, de casi dos kms de longitud y la que ha sido mi lugar de entrenamiento, antes de empezar con la montaña. La meta, en el lugar, donde mi mujer pasa las tardes con sus amigas, entre los voluntarios, amigos de hace 30 años y es que para mí, correr en Santoña, es correr en casa, donde paso las vacaciones y donde me llevé lo mejor de esa tierra para la mía, y no, no fueron las maravillosas y extraordinarias anchoas, fue a una santoñesa y...hablemos de la carrera.







SALIDA Y PRIMERA VUELTA .

En descargo a la organización, diré que no me conocían y es normal que cometan el error de ponerme en el último cajón, los perdono, pero yo quise corresponder el detalle y salí todavía mas atrás, tan atrás que casi salgo desde el Dueso. Mucha gente, sobre todo Beer Runners, uno de mis clubs, aunque no llegué nunca a ejercer como tal, la mayoría a mi alrededor, del 10 k. Salgo al ritmo de la gente y poco a poco, mientras paso por primera vez por San Antonio ,el Brian (mi segunda casa) y la plaza del peralvillo, voy adelantando corredores, llevo música, creo que por primera vez, no conozco a casi ningún corredor, creo que solo a Ramón Álvarez, estrella del ultrafondo y Tomás, aunque el no me ve a mí. Tras una vuelta, volvemos hacia el mismo sitio, siempre con mucha gente en zonas próximas a meta, que lo hace muy emotivo, la gente acompaña aplaudiendo y animando, no hace falta motivarlos. Camino de la Plaza de toros y de ahí, al maravilloso paseo de Santoña y su Playa de San Martín, la que solo ves con marea baja, cuando está alta, llega al mismo paseo, con la ventaja de poder tumbarte fuera de la arena o en la hierba. Al final del paseo, vuelta y en dirección a las marismas, llegando casi hasta la mitad aproximadamente y dando la vuelta hacia la meta, en este punto te vas cruzando con los que van por el otro lado, primero amargado por lo que te falta, después feliz por lo que has pasado. Voy cómodo, he pasado el km 8 y aunque noto el dolor, es asumible, rodeado de corredores que cuando me fijo, la mayoría son de la "corta", Ellos entran en meta y yo marcho en solitario hacia la segunda parte del recorrido. Tiempo según la clasificación, 59 minutos, tardé mas de un minuto en pasar por meta.

SEGUNDA VUELTA Y META

Cuando me doy cuenta, voy solo, al fondo veo un corredor y por detrás, a nadie, por lo que me llevo todos los aplausos del personal y choco algunas manos. Casi en el 11, está Ana desayunando, cojo un gel que la había dejado y por primera vez en años, me tomo uno, lo positivo, no me hizo daño, ignoro si funcionó. Paro a tomármelo y bebo una botella de agua, el primer líquido que tomo, la temperatura, perfecta, la humedad, tremenda, pero perfecta para correr, por lo menos para mí que fallo mucho con el sol, Nueva vuelta al paseo y vamos en familia, los de delante, están lejos, los de detrás, igual. Fallo, primero de la organización, no hay agua en el 13,a mí me da igual y tampoco lo veo obligatorio, pero si está, tiene que haber para todos, me ofrece agua un voluntario en bici y le digo que no, que le de a los que vienen detrás que seguro que vienen peor. El dolor empieza a ser mas fuerte y al pasar por contrameta, me lo pienso, pero echo cuentas y veo que incluso andando, llegaría, por lo que me relajo y continuo de nuevo hacia las marismas, allí vuelve a haber agua y cojo por si acaso, veo botellas en el suelo, la gente no aprende y eso que había contenedores para poder echarlas, lo hago. Una nueva molestia llega, ahora a mis pies, el borde de la plantilla derecha me está haciendo daño y se que va a producir una rozadura y quizá una ampolla, el picor es desagradable y paro de vez en cuando para intentar modificar la pisada, llevo casi dieciocho kilómetros y creo que al final lo terminaré andando. Entre conversaciones con los compañeros que me pasan o paso, una ambulancia atiende a un corredor, espero que no sea nada grave. Esta vez la vuelta es mas lejos, llegando al final de las marismas, lo que hace que escuche a algún corredor lamentarse, les doy ánimos y les digo que ya está, que lo tienen hecho. Cambio de recorrido y para completar, nos meten en el polígono, es el tramo mas feo, pero es el lugar que da de comer a Santoña, donde las fábricas de anchoas y bonito del norte tienen su sede, donde el mercadillo de los sábados, uno de los mas multitudinarios que conozco, si no el mayor, ofrece sus productos, su ropa, la que ayer lucirían los aficionado al fútbol, donde los productos de calidad de la huerta, traídos por los aldeanos, se sirven entre carreras de los manteros y el agobio de miles de personas, llegadas de Bilbao y poblaciones cercanas. Km 19, hasta ahí he aguantado,ahora toca andar y correr, el dolor aumenta y no me duele mucho al correr, desde el maratón de Murcia no había hecho tanto asfalto y mi cuerpo lo nota. Cuando salgo del polígono, a unos 500 metros, me descalzo, no quiero andar mas y me cuelgo mis zapatillas a lo kung fu, empiezo a correr de nuevo y voy de maravilla, se me va la molestia del pie, eso ya lo sabía, era un roce, pero no me duele la cadera, voy cómodo en este final, entrando en meta así, por desgracia, no se ve el dorsal y cuando me lo levanto para los árbitros, hace que se me olvide la celebración y queda en un soso signo de victoria, casi ni me di cuenta de Ana, Gustavo y Arancha que estaban allí. Saludo a los que me adelantaron cuando me descalcé y al chaval que llega detrás y que me dio las gracias por los consejos para acabarla, yo recojo mi trofeo y me voy a la zona de descanso, donde tras entrevistarme, aunque no salgo en el vídeo, me tomo una cerveza fresquita y un trozo de pan con una anchoa, que de algo tiene que servir correr en Santoña, aunque los moscones revoloteaban por allí y casi nos dejan sin líquido, entre ellos, algún ex-jefe mío,pero eso será otro día. Mi MM de asfalto número 40 ha acabado.

Carrera de diez en lo organizativo, en lo avis, aunque ese que falló, hay que tener cuidado, con una buena bolsa para lo que suele ser habitual, con vídeo de corriendo voy, con muchas fotos, aunque todavía no me he visto en ninguna y con un recorrido espectacular para hacer tiempo, pero es que está tan lejos, que solo el turismo deportivo, la hace asequible.
Y yo, contento, después de no acabar ninguna en mayo, tocaba desquitarme, aunque sea de esta forma, con casi dos horas y cuarto, pero feliz de ver que los dolores son soportables y que no volveré a pisar asfalto en mucho tiempo, lo que hace que la recuperación avance.
Próxima parada GTP, si hay apuestas, lo tenéis fácil, no apostéis por mí,