Después de la gran tarde en Lobosillo, tocaba día de playa y el lugar elegido, como no, La Marina; pero antes había que cumplir con el club y madrugón y hacia el sitio, nos juntamos seis miembros del Club (los de siempre) y a correr, esta vez tocaba montaña, yo al principio parecía robocop, pero me recuperé pronto e hicimos 14 kilómetros, la mayoría cuesta y por terrenos de tierra, lo que hizo que completaramos un buen entreno y así pasar el resto del día con la familia con la satisfacción del deber cumplido, el ritmo medio fue de 5,40, con un desnivel de 70 metros.
Y hoy para descansar las piernas me vuelven a preguntar si quería salir un rato con la bici y eso he hecho, salir. A las cinco de la tarde con permiso de la autoridad (iba con ella) salimos hacia una nueva tarde de infierno para mí, esta vez por terrenos totalmente desconocidos, una veces veía Elche y al rato veía aspe, hondón y crevillente, casi cuatro horas de dureza y donde mis piernas volvieron a responder en las duras subidas y mi bici poniéndome pegas, pero es lo que hay. Al final unas cervezas para hacer piña (las mías sin alcohol) . Mañana vuelvo a hacer una tirada larga para preparar la subida al refugio de Ibi el domingo por caminos de tierra que gracias al mountain bike estoy conociendo. Un saludo.
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